La creatividad, el zen y el tiro con arco

Imagen de buda tomada por Sanya Obsivac (Stock.xchng)

Imagen de buda tomada por Sanya Obsivac (Stock.xchng)

Escritores, artistas y creativos olvidan en muchas ocasiones que el deseo de ser original y la obsesión por hacer algo que merezca la pena pueden ser el mayor obstáculo al que tiene que enfrentarse la imaginación.

En un libro que ya es un clásico y que se tituló ‘Zen en el arte del tiro con arco’, el filósofo alemán Eugen Herrigel contó en 1953 sus más de seis años de experiencia con uno de los más reconocidos maestros de arquería de Japón. Su objetivo inicial no era aprender este arte milenario, sino entender la esencia del budismo zen, que defiende que el fundamento del ser no puede ser aprehendido por medios intelectivos. «Se lo conoce precisamente no conociéndolo», escribe Herrigel.

La práctica del tiro con arco no es un deporte, no persigue un objetivo, ni siquiera pretende crear belleza. Sólo puede revelarse a los puros de corazón, a los que no persiguen segundas intenciones. Su objetivo último es adiestrar la inteligencia y ponerla en contacto con la realidad esencial. La instrucción se centra en el dominio técnico, pero trata de trascender lo meramente instrumental para lograr un arte sin artificio, que surja directamente del inconsciente.
Llegados al punto del arte sin artificio, de esa creatividad que brota del interior sin barreras ni constricciones, vamos a centrarnos en los aspectos del libro que pueden interesar a los creadores. ¿Qué se necesita para producir algo verdaderamente nuevo y valioso?

Relajación
Muchos de nosotros creemos todavía que el estrés de trabajar bajo presión consigue mejores resultados, que hace falta una fecha límite o un condicionante fuerte para que nos veamos obligados a rebuscar en nuestras cabezas y dar con algo genial. Si bien es cierto que esta tensión nos sirve para ejecutar más rápido una idea, no es tan eficaz cuando se trata de potenciar la imaginación.

«Cualquier momento en que podamos soñar despiertos y relajarnos es útil para el proceso creativo: una ducha, un largo trayecto en coche, una caminata en silencio» (Daniel Goleman)

Practicar técnicas de relajación y meditación, huir de la multitarea y adoptar hábitos sencillos y saludables, como hacer las cosas despacio, pueden tener un impacto inmediato en la creatividad.

Según Herrigel, el relajamiento físico debe ser acompañado por un relajamiento mental y espiritual para conseguir una mente no solo ágil, sino libre.

No perseguir el objetivo
También puede parecer paradójico, pero tener el objetivo en mente nos puede llevar al bloqueo y al autosabotaje. Sacarse de la cabeza la preocupación por acertar es una de las pautas que permite que lo mejor de nosotros mismos pueda fluir.

«El logro depende de que el arquero no se haya fijado ningún fin determinado y de que abstraiga su propia persona de ese logro, la ejecución exterior debe producirse automáticamente, prescindiendo de la inteligencia que reflexiona y gobierna» (E. Herrigel)

Se trata, en definitiva, de hacer sin esfuerzo, de no pensar en lo que se tiene que hacer ni en cómo hacerlo y simplemente ponerse a ello sin expectativas ni metas.

«El verdadero arte carece de propósito –exclamó el maestro-, de fin determinado. Cuanto más obstinadamente trate de aprender a disparar la flecha para acertar el blanco, menos logrará lo primero y más se alejará de lo segundo. Lo que se interpone en su camino es el hecho de que usted posee una voluntad demasiado terca. Usted piensa que lo que no hace por sí mismo simplemente no sucede» (E. Herrigel)

Dominio técnico
El aprendiz de cualquier disciplina tiene que dominar completamente las artes de su oficio porque, para llegar a la genialidad, la técnica tiene que estar tan automatizada que ya ni siquiera note el esfuerzo que supone ejecutarla. Ha de  entrenarse en un proceso por el que es capaz de expresar su inspiración de una forma cada vez más natural, sin que los recursos que usa para expresarla fuercen o encorseten sus ideas.

«La mano que guía el pincel ha aprendido ya y ejecutado lo que flotaba en la mente en el mismo instante en que la mente comenzaba a concebirlo, y, al final, el alumno ya no sabe a cuál de las dos –mente o mano- atribuir la paternidad de lo creado» (E. Herrigel)

«El artista solo consigue la disposición mental requerida cuando la preparación y la creación, la parte técnica y la artística, lo material y lo espiritual, el propósito y el objeto, fluyen armados, consustanciados, sin interrupción» (E. Herrigel)

Dominio técnico, práctica continuada, relajación y perder de vista expectativas y objetivos son las claves que propone este libro para llevar el arte y la creatividad a las más altas cotas. ¿Cuáles son los tuyos?